jueves, 19 de mayo de 2011

EL CAMINO HACIA EL CENTRO


Este libro está dirigido a quienes no conocen el simbolismo masónico y a los masones recién iniciados.
El camino hacia el centro es la metáfora de un viaje hacia un lugar que no existe en la realidad. Simbólicamente, el centro alude al origen, al punto donde comenzó todo y que naturalmente contiene todo. Muchas mitologías se refieren a ese punto como Dios; otras, como a un estado en el que el ser humano se conecta consigo mismo. El centro está dentro de nosotros y fuera también. Llegar a él no implica una evasión o un retiro del mundo real, sino vivir en él con una comprensión distinta de las cosas.
Creen algunos que los masones practican algún tipo de arte teúrgico, pero lo cierto es que, si algo de magia hay en la masonería, es aquella que está encerrada en sus símbolos.
De los símbolos puede decirse que son una creación espontánea, nunca convencional. Un hombre sorprendido frente a un fenómeno de la naturaleza, extasiado ante la contemplación de las estrellas, dolido por la pérdida de un ser querido, aterrado por un trueno o por la furia de un volcán, evocará esos sucesos con imágenes y objetos que intentarán responder a lo desconocido y, sobre todo, mitigar sus angustias. Pero, por lo que sabemos, los hombres nunca vivieron solos. Así, los símbolos tampoco se presentan en soledad, sino dentro de un sistema. Los sistemas son conjuntos de símbolos que conducen hacia un objetivo. Son los guías para el destino de los hombres. Ningún sistema simbólico se creó al azar, sino con la idea de conformar un andamiaje para la vida, para responder a sus interrogantes y para expresar su sentido.   
El tema central de este libro es el de los símbolos masónicos. El análisis de estos elementos no puede hacerse fuera del contexto que los reúne. Los símbolos masónicos deben analizarse dentro del marco de la masonería. Así constituyen un sistema donde los diversos mensajes contenidos en cada símbolo se alinean para formar uno solo. En la mitología masónica el simbolismo del viaje para llegar al centro es sustituido por el trabajo en la construcción de un templo. Los masones aluden a su actividad como el arte. La masonería es el arte de la construcción sagrada. Trabajando sobre la piedra se inicia el camino hacia el centro.
Para brindarle al lector información sobre la masonería, en este volumen me he referido someramente a la historia de la orden masónica y a las diversas corrientes de pensamiento que componen su ideario. Para agregar más herramientas de análisis, toqué tangencialmente temas como la astrología, la cábala, argumentos pitagóricos y gnósticos. Estas tradiciones del pasado poseían sus propios sistemas simbólicos para transmitir sus enseñanzas que de alguna forma llegaron hasta el sistema masónico. Ocupan también varias páginas referencias mitológicas universales que se conservan en los ritos y ceremonias de la masonería, como también en las religiones tradicionales de Occidente. He dedicado una parte importante al análisis de las ceremonias de iniciación, que son una pieza clave de la estructura de la Orden, y me he extendido sobre los puntos de contacto entre las distintas tradiciones que confluyen para formar las iniciaciones masónicas.   
Resumiendo: la masonería es una organización que ha tomado símbolos universales y ha creado símbolos propios, generando con todos ellos un sistema que apunta a la realización espiritual del ser humano.
Quienes ya hayan avanzado por el camino encontrarán probablemente insuficiente este libro; diré que es cierto y que así debe ser, dado que más valiosa que mi interpretación sobre el simbolismo masónico resultará la que cada quien efectúe de este. La interpretación de los símbolos es un proceso íntimo, un desarrollo individual que lleva al viajero de un lugar a otro; es mi intención sólo abrir la puerta para que el viaje comience y permitir que sea la voluntad y la soledad quienes lo acompañen.
Esta es tan sólo mi hipótesis sobre el sentido esencial de la masonería; este libro, su justificación.

PRÓLOGO


Con la publicación de La Masonería y el Camino hacia el Centro, la colección Masonería Siglo XXI continúa con su objetivo de poner al alcance de los masones y de todos aquellos lectores interesados en las Sociedades Secretas, las obras de los más importantes exponentes latinoamericanos del género.

         Conozco al autor de este libro desde hace dos décadas. Teniendo en cuenta que nos conocimos en el seno de la Masonería, bien podría decirse que hemos pasado gran parte de la vida compartiendo la actividad masónica. Puedo testificar, entonces, que una de las constantes en la vida masónica de Daniel Echeverría ha sido la instrucción de los aprendices, el esfuerzo por enseñar a los recipiendarios los misterios de la Orden y llevar comprensión al público en general sobre una de las materias menos comprendidas y más manipuladas en la historia de las sociedades secretas.

         Siendo este su desvelo en tanto años, era inevitable que su libro La Masonería y el Camino hacia el Centro tuviese por destinatarios a quines recién se inician en la Augusta Fraternidad y también a aquellos que se acercan con sana curiosidad a la ventana de los misterios. El libro que el lector tiene en sus manos es un compendio de cuanto le hemos escuchado a Daniel Echeverría en sus conferencias, en las Tenidas de Instrucción, en sus numerosos intentos de convertir a los recién iniciados en artífices de sí mismos, otorgándoles las herramientas del campo en el que mejor se desempeña: El del lenguaje de los Símbolos.

         Encontrará el lector en esta obra un compendio magnífico de símbolos, dispuestos de modo tal que el alma peregrina pueda asirlos y colocarlos en orden; pues de eso se trata la masonería: Un sistema basado en una experiencia iniciática, en un Rito de Pasaje que sólo se descifra mediante alegorías contenidas en un lenguaje simbólico.

         Esta es una obra esencial para principiantes. No hay aquí espacio para jugar a los misterios. No se esconde Echeverría detrás del testimonio de masones ilustres ni de interminables listas de próceres que “han dado su nombre a la masonería”. Por el contrario, el autor vuelca su propia experiencia y lo hace de un modo contundente, con un estilo que lo caracteriza y que el lector sabrá apreciar desde las primeras páginas.

         Echeverría concibe la masonería como un campo del fenómeno humano en donde el mito tiene un protagonismo trascendente. Pero también como centro de unión fraternal donde los hombres pueden compartir su indagación sobre la vida y sus eternos interrogantes.  Lejos de aislar a la Orden Masónica en un contexto de Secreto -de Logia cerrada- nuestro autor proyecta su simbología en un lugar cercano a la experiencia vital, allí donde los arquetipos y las personas de carne y hueso se encuentran para dar vida al aspecto más rico del género humano. Es por ello que no ha podido escapar a la influencia de C. G. Jung, de J. Campbell, de M. Eliade y tantos otros buscadores de las profundidades del alma. Pero tampoco a la de los grandes genios del Renacimiento ni la de los formidables magos del siglo XIX. Su experiencia, recogida en el seno mismo de la instrucción masónica, está volcada en estas páginas.

         Esa misma experiencia lo ha llevado a desarrollar un amplio derrotero institucional, desde la Presidencia de su Logia hasta los más altos cargos Masonería en la Argentina.

        
Eduardo R. Callaey